viernes, 31 de diciembre de 2010

El ciclo del año nuevo: que tengamos un buen 2011

De todos los autores que he leído quizás sea el historiador de Religiones Comparadas, Mircea Eliade, quien más ha profundizado en los rituales vinculados al reinicio cíclico del año nuevo y su importancia en el psiquismo individual y en la consciencia colectiva. Año viejo que se va, año nuevo que viene... No es momento de filosofar en un día como hoy y a estas horas... Sólo unas palabras escritas y habladas para desearos Salud para 2011.

Un abrazo para todos.


Más allá del Mundo Imaginal (1): Sadhu Om-Ramana Maharshi

Por muy beatífico que resulten los "cielos superiores", siguen siendo "maya", por lo que hay que seguir aplicando el Atma Vichara enseñado por Ramana Maharsi. Este es el mensaje que nos transmite aquí Sri Sadhu Om, sobre el cual he incorporado unos datos de su estatus espiritual en Soriaymas: SRI SADHU OM, UN RECIPIENTE GRIÁLICO DE LAS ENSEÑANZAS DE SRI RAMANA MAHARSI.

He aquí, a continuación los párrafos que he seleccionado, al respecto, del libro
La indagación del Ser. El camino de Sri Ramana Maharsi. Primera parte. (libro de Sri Sadhu Om), Publicado en español por la editora Yug (México, 1996), siguiendo la traducción de Michael James, discípulo de Sadhu Om.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Escatología del Barzaj en Ibn al Arabi -1-

CAPÍTULO 6 de al-Futūhāt al-Makkiyya ("Las  iluminaciones de La Meca") de Ibn 'Arabī, traducido porJames W. Morris, incluido en su ensayo La Imaginación Divina y El Mundo Intermedio: Ibn 'Arabī y el Barzaj.


Acerca de la comprensión interna de cómo las personas permanecen en el Barzaj entre este mundo y la Resurrección (del Último Día)

 Entre este mundo y la Resurrección,
para cualquiera que reflexione, /
hay niveles intermedios (barzajiyya),
cada uno con sus límites:
Aquello que guardan depende del
influjo de su posesor, de cómo sea /
ahora mismo, antes de morir – por tanto,
consideradlo profundamente [Oh gentes
de visión]
(59:2)!
Tienen influencia y autoridad sobre todas
las cosas, logrando que las maravillas /
aparezcan; no dispensan (a nadie), ni
dejan (a ninguno) solo (74:28).
Tienen abiertas manifestaciones en el
ser, sin restricción, /
y sin embargo no son ni realidades esenciales,
ni (meros) efectos.
Sólo (tienen que) decir a Dios (alHaqq)
"¡Sé!" y Dios (ya) está creándolos, /
de modo que ¿cómo puede un humano
mortal bašar eludir su influjo?
Por ellos son las formas del conocimiento
y todo castigo; /
por ellos son los signos (de Dios) y los
milagros y las lecciones ejemplares.
Si no fuera por esta Imaginación (divina),
hoy nos hallaríamos en la nada: /
¡ningún propósito, ningún fin habría
sido cumplido por nosotros!
"Como si (vieras a Dios)" es Su dominio
de autoridad, si Lo comprendes: /
la revelación ha llegado por/con Él,
como el intelecto y la reflexión.
Entre las expresiones que aluden a Ello
está el "como..." de los Atributos (divinos): /
¡de modo que tú sólo te desprendes de
las formas al traer (otras) formas!
[I] Al decir "Como si es su dominio de autoridad" se refiere a la autoridad de la (divina) Imaginación (jayāl), que es la realidad esencial de (este) "como si", y el significado interno de las palabras (del Profeta): "Adora a Dios como si Le vieras...".

...Sabe que la palabra barzaj es una expresión referida a aquello que separa dos cosas sin jamás convertirse en ninguna de ellas, como la línea que separa la sombra de la luz del sol, o como en Su Palabra -¡Exaltado sea!-: "Ha desatado los dos Mares. Se encuentran: / entre ellos hay un barzaj; no van más allá." (55:19-20), lo cual significa que ninguno de los dos llega a mezclarse con el otro. No obstante, aunque nuestros sentidos sean incapaces de percibir lo que separa esas dos cosas, el intelecto concluye que en verdad hay una línea divisoria que las separa - y esa barrera aprehendida por el intelecto es precisamente el barzaj. Porque si algo es percibido por los sentidos debe ser una de esas dos cosas, mas no el barzaj. De modo que cada una de esas dos cosas, cuando son adyacentes, precisan de un barzaj que no es igual a ninguna de ellas, pero tiene implícitamente el poder de cada una de ellas.

Puesto que el Barzaj (de la divina Imaginación creativa) es algo que separa lo cognoscible de lo incognoscible, lo existente de lo inexistente, lo inteligible de lo ininteligible y lo afirmado de lo negado, se le ha dado el nombre de "Barzaj" como término técnico. Es inteligible en sí mismo, ¡y sin embargo no es nada más que la imagen imaginada (al-jayāl)! Ya que cuando lo percibes - suponiendo que te halles en un estado racional - sabes que has percibido algo existente sobre lo cual ha recaído tu mirada; en verdad, sabes sin duda alguna que definitivamente hay algo allí. Pero ¿qué es esto de lo cual afirmas que es una cosa existente, mientras que a la vez también lo niegas? Porque esta Imaginación-Imagen (al-jayāl) no es ni (enteramente) existente ni inexistente, ni (enteramente) conocida ni incognoscible, ni (enteramente) afirmada ni negada.


Esto es como un ser humano que percibe su forma (reflejada) en el espejo. La persona sabe sin duda alguna que ha percibido su (propia) forma en cierto sentido, mas sabe con la misma seguridad que, en otro sentido, no ha percibido su forma, debido a la pequenez
de la imagen que ve en el espejo, suponiendo que el tamaño del espejo sea pequeño - ya que sabe que su propia forma es considerablemente mayor que la que ha visto... Así pues, que ¿qué es esa forma reflejada? ¿Y dónde se encuentra realmente? ¿Y cuál es su condición (ontológica)? Porque es tanto afirmada como negada, tanto existente como inexistente, tanto conocida como desconocida.


Y Dios - ¡Alabado sea! - ha hecho aparecer esta realidad ante Sus siervos, a fin de crear una imagen justa, para que puedan conocer y llegar a comprender que si están desconcertados y son incapaces de entender la realidad de este fenómeno, el cual es (solamente) parte de este mundo, y no pueden alcanzar el conocimiento pleno de su realidad - ¡cuánto más incapaces e ignorantes y desconcertados deben de estar entonces ante el Creador de esa realidad! De esta manera Dios ha señalado a (Sus siervos) que las manifestaciones del Ser divino (taŷalliyât al-Haqq) ante ellos son aún más sutiles y delicadas que en este caso, en el que sus intelectos ya se encuentran tan desconcertados e incapaces de percibir la realidad de las cosas...


Algo parecido a esta realidad accede todo ser humano al dormirse y después de morir (cf. 39:42), de tal manera que la persona en cuestión ve cualidades y características (morales y espirituales) como formas auto-subsistentes que se dirigen a ella y con las cuales conversa, como si fueran cuerpos (humanos) sin duda alguna. Y la persona dotada de develación espiritual (al-mukāšif) ya ve (aquí), estando despierta, lo que ve la persona dormida en su estado de ensueño o la persona muerta después de morir. De la misma manera, verá cómo se pesan en el otro mundo las formas de sus acciones (de acuerdo con el simbolismo coránico de las "Escalas") - aun a pesar de ser cualidades y características (aparentemente insustanciales en este mundo) - y verá la muerte (de acuerdo con la descripción de un famoso hadīt) como "un carnero moteado al que sacrifican", aun cuando la muerte (realmente sólo) es una relación (entre dos estados del ser)... Así que ¡alabado sea el que permanece incognoscible, de modo que no es conocido - y es conocido, de modo que no es desconocido! [Él es el que a todos os da forma en las Matrices, de la manera que Él desea:] ¡No hay dios sino Él, el Inaccesible, el Omnisciente (3:6)!


[II] Hay quienes perciben este objeto-imaginado (al-mutajayyal) con el ojo de la sensación (física), y hay otros que lo perciben con el ojo de la imaginación. Naturalmente aquí me refiero a (nuestras percepciones) en el estado de vigilia, ya que durante el sueño (todos) perciben sin duda alguna con el ojo de la imaginación. De manera que si una persona desea distinguir entre (esos dos modos de percepción) en su estado de vigilia, ya sea en este mundo o en el Día de la Resurrección, puede determinar (de qué tipo de percepción se trata) mirando al objeto imaginado. De ese modo, si [a] los estados de aquello que miras siguen variando al igual que varía de forma y características, aun cuando no puedas negar que sigue siendo la misma cosa, y [b] el hecho de observarlo no impide que continúe cambiando de apariencia y formación - como un camaleón que, al ser observado, deja de cambiar de color - entonces, indudablemente, (se ha visto) con el ojo de la imaginación, no con el ojo de los sentidos. Porque percibes lo imaginado (al-jayāl) con el ojo de la imaginación, no con el ojo de la sensación (física).


En verdad, de aquellos que declaran haber tenido visión develada de los espíritus, ya sean de fuego (es decir, ŷinn) o de luz (ángeles), pocos comprenden realmente cómo es esto. Cuando (esos espíritus) adoptan la imagen de las formas perceptibles, (la mayoría de las personas) no sabe si los percibe con el ojo de la imaginación o con el ojo de la
sensación (física) - ya que ambos tipos de percepción implican la actividad sensorial del ojo. Esta (actividad sensorial interna) es la que presenta la percepción tanto a través del ojo de la imaginación como el ojo de la sensación (física). De modo que esta es una forma sutil de conocimiento: me refiero al conocimiento de la distinción entre ambos "ojos", y entre la actividad sensorial del ojo y del ojo de la sensación (física). Uno puede saber que (lo que percibe) es verdaderamente sensible, no imaginal, y que uno lo ha percibido con el ojo de la sensación, no con el de la imaginación (teniendo en cuenta las siguientes condiciones): [a] el ojo percibe el objeto imaginado y, sin distraerse, ve que su forma y sus características no varían; [b] no ve ese objeto imaginado en varios lugares a la vez, suponiendo que se trate de una realidad única; y [c] el objeto imaginado no varía o se transforma en diferentes estados.


Con relación a esto deberías comprender cómo es posible que un ser humano pueda percibir a su Señor - ¡Exaltado sea! - en un sueño, aun cuando Él trasciende cualquier forma o imagen, así como la manera en que tiene lugar esa percepción de El y las limitaciones de ésta. Y por medio de esto puedes comprender lo que nos ha llegado en el fideligno relato (del famoso hadīt) acerca de cómo el Creador "Se manifiesta (ante las almas en la Resurrección) en formas diversas de aquellas en las que Le habían visto" y acerca de Su "transformación en una forma que conocían (anteriormente)," después de que Le hayan estado negando y se hayan refugiado de Él (en formas más agradables de Su manifestación).


¡Así pues, habrías de saber con qué ojo Le estáis viendo! Pues ya os he hecho saber que la Imaginación (divina) se percibe, o bien por sí misma - quiero decir con el ojo de la imaginación - o bien por la visión (física). ¿Y en cuál de los dos medios deberíamos confiar? Con relación a esto (escribimos estos versos):
Cuando aparece mi Amado, ¿con qué
ojo yo Le veo?
Con Su ojo, que no el mío: ¡pues no Le
ve sino Él!
Esto concuerda con la trascendencia de Su condición y confirma Sus Palabras, ya que Él dice: "Las miradas no Le perciben, [pero Él percibe las miradas...] (6:103), y no especificó ninguna Morada determinada (en este mundo ni en el próximo), sino que envió esta aheya como Versículo sin restricción (en su aplicabilidad) y como cuestión definitiva y confirmada. Porque nadie salvo Él Le percibe, de modo que es con Su ojo - ¡Exaltado sea! - con el que Le veo, como en (el célebre dicho divino en) el fidedigno relato del hadīt: "Yo (Dios) soy la mirada con que ve."
 
Así que ¡despierta, tú que estás dormido y haces caso omiso de todo esto, y presta atención! Te he abierto una puerta a las formas de la conciencia y del conocimiento interno que los pensamientos jamás alcanzan, aunque los intelectos puedan llegar a aceptarlas, ya sea gracias a una Providencia divina especial o "puliendo los corazones con el dikr y la recitación (del Corán)!" Entonces el intelecto acepta lo que la divina Auto-manifestación (taŷalli) le da y sabe que aquella (revelación imaginal) se encuentra más allá de su propio poder con respecto a su pensamiento, y que en verdad su pensamiento jamás podría darle aquello. Por lo tanto, (esa persona) da gracias a Dios - ¡Exaltado sea! - que creó su constitución (naš'a) para que pudiera recibir cosas de esa índole: siendo esta la constitución de los Mensajeros (divinos) y los profetas y aquellos de entre los santos que son receptores de especial Providencia divina. Esto es para que (tal persona) pueda saber que su receptividad (a lo que es otorgado por Dios) es más elevada y más noble que su propio pensamiento. ¡Date cuenta, pues, hermano mío, a partir de este momento, de Quién es el que Se manifiesta ante ti desde detrás de esta puerta (de la imaginación)! Pues es éste un asunto prodigioso, donde incluso los corazones más profundos quedan perplejos.
[III] El preceptor (de la Revelación), que es el orador veraz, llamó a esto -que es la (divina) Presencia del Barzaj al que somos llevados después de la muerte y en el que directamente contemplados nuestras almas- un "Cuerno" (al-sūr) y una "Trompeta" (al-nāqūr). Aquí la palabra al-sūr es (también) el plural de la palabra sūra, "forma". Así pues (de acuerdo con el relato coránico de la Resurrección) "se sopla en el Cuerno/en las formas" (6:73, etc.) y "se hace sonar la Trompeta" (74:8) Y ambos (el "Cuerno" y la "Trompeta") son exactamente la misma cosa, y difieren únicamente en los nombres, debido a los diversos estados y atributos (de la realidad subyacente)...

Sabe que el Enviado de Dios, cuando se le preguntó qué era este "Cuerno" (al-sūr), respondió: "Es un cuerno (qarn: un cuerno animal) de Luz en el que sopla (el ángel) Isrāfīl." Así, refirió que su forma era la forma de un cuerno (de animal), descrito como ancho (en la base) y estrecho (en la punta)...

Sabe, pues, que la anchura de este "Cuerno" (del Barzaj-Imaginación) es la mayor anchura posible, ya que ninguna de las cosas engendradas es más ancha que él. Esto es debido a que, por Su realidad, ejerce su influjo sobre todas las cosas (incluso) sobre lo que no es cosa. Da forma (de la misma manera) a la nada absoluta y a lo que es (ontológicamente) imposible, necesario y contingente, tornando lo existente en nada y lo inexistente en ser. Con relación a esta Presencia divina (es decir, el ámbito ontológico del ser) el Profeta dice: "Adora a Dios como si Le vieras..." y "Dios está en la qibla de la persona que reza" - o sea, imagínaLo en la orientación de tu rezo y estate atento a El de modo que siempre Lo tengas presente y seas humilde ante Él. Y observa siempre la cortesía (adab) apropiada ante Él cuando rezas, ya que de lo contrario estás siendo descortés y desconsiderado.

Si el preceptor (de la Revelación) no hubiera sabido que dentro de ti existe una realidad llamada "imaginación" que posee este (inmenso) poder, no te hubiera dicho "(Adora a Dios) como si Le vieras" con tu visión (física). Pues las indicaciones del intelecto excluyen este "como si" y el intelecto sostiene, con sus argumentos, que cualquier "semejanza" (entre Dios y las cosas creadas) es imposible: ¡la visión es incapaz de percibir otra cosa que la pared (frente a la persona que reza)! Y sin embargo también hemos aprendido que el preceptor (de la Revelación) te instó a que imaginaras que miras hacia Dios (al-Haqq) en la orientación de tu rezo; de hecho, se ha prescrito que has de aceptar esto. Y Dios dice: "Adondequiera que te vuelvas, ¡allí está el Rostro de Dios!" (2:115) - y el "rostro" (waŷh) de algo es su realidad y su esencia individual. De modo que la Imaginación ha dado forma a Aquel que, de acuerdo con los argumentos del intelecto, no puede de ninguna manera ser concebido ni recibir forma alguna. Es por ello por lo que (la Imaginación) lo abarca todo.

Pero en cuanto a la "estrechez" y al aspecto restrictivo de la imaginación, esto se debe a que no puede recibir nada - ya sean cosas sensibles o espirituales, o relaciones y conexiones, o la Majestad de Dios y Su Esencia - sino por medio de alguna forma. Si intentara percibir algo sin emplear una forma, su realidad no se lo permitiría, ya que ésta es precisamente la (facultad de) la representación imaginal (wahm) y ninguna otra
cosa...De manera que la imaginación es el más extenso de todos los objetos del conocimiento - y sin embargo, a pesar de la inmensa amplitud de su capacidad, que se extiende sobre todas las cosas, es incapaz de recibir las realidades (noéticas) puramente inmateriales (sin hacer uso de alguna imagen o semejanza). De aquí que la imaginación (como se indica en muchos hadīt-es conocidos) ve el conocimiento en forma de leche, o de miel y vino y perlas; y ve el Islam en forma de una cúpula y pilares; y ve el Corán en la forma de mantequilla y miel; y ve la Religión en forma de un lazo; y ve a Dios (al-Haqq) en la forma de ser humano y en forma de luz...

En cuanto al hecho de que este "cuerno" (del Barzaj/Imaginación) esté hecho de "luz" (de acuerdo con el hadīt anteriormente mencionado), esto se debe a que la luz es la causa inmediata por la que (las cosas) son develadas y aparecen claramente, ya que sin luz, la visión no percibiría absolutamente nada. Así que Dios creó esta Imaginación como una "luz" a través de la cual podría percibirse el proceso de Formación (taswīr) de todas las cosas, cualquiera que sea, como ya hemos mencionado. Su Luz atraviesa la nada absoluta para que Él pueda conferirle las formas del ser. De aquí que la Imaginación es más digna del Nombre (divino) "la Luz" (al-Nūr) que todas las cosas creadas que usualmente se describen como "luminosas", ya que Su Luz no se asemeja a las luces (creadas) y a través de Ella se perciben las Auto-manifestaciones divinas.

Y Ella (o "Él") es la Luz del ojo de la imaginación, no la luz del ojo de la sensación. ¡Comprende esto! Porque si comprendes de qué modo la Imaginación (divina) es Luz, y sabes en qué manera es (siempre) correcta, tendrás una ventaja sobre aquellos que no conocen esto - el tipo de persona que dice: ¡"eso es tan sólo una falsa imaginación!" Ello se debe a que estas personas no han logrado entender la percepción de la luz de la imaginación que les ha sido otorgada por Dios. Esto es igual que cuando dicen que nuestros sentidos se han "equivocado" en algunas de sus percepciones, cuando de hecho sus percepciones sensoriales son conectas, mientras que el juicio (relativo al significado de esas percepciones) pertenece a otra cosa, no a los propios sentidos. Es el juicio el que es falso, no la sensación. Del mismo modo, la imaginación percibe con su luz lo que quiera que perciba, sin formular juicios. El juicio únicamente pertenece a otra cosa, que es el intelecto, por lo cual el error no puede atribuirse a la imaginación. Por lo tanto, jamás hay una "falsa imaginación" - ¡de hecho, toda ella es correcta!

En cuanto a nuestros compañeros, se equivocaron al pensar acercada este "Cuerno" (del Barzaj/la Imaginación), ya que la mayoría de los pensadores intelectuales describieron su extremo más estrecho como el centro (de la esfera terrestre) y su extremo más ancho como la esfera celestial más alta, más exterior, de modo que las "formas" que contiene serían las formas del mundo (físico). Consideraron que el segmento ancho de este Cuerno era su parte más elevada, y su sección más estrecha, la parte más baja del mundo - ¡pero las cosas no son de ninguna manera como ellos han declarado! Al contrario, ya que la Imaginación (incluso) da forma a Dios (al-Haqq), así como a todas las cosas en el mundo por debajo de Él, incluyendo la nada, su sección más elevada es la estrecha, y su sección más baja es la ancha. Así es como Dios La creó: pues lo primero que creó de Ella era "estrecho", mientras que lo que creó a partir de Ella se ensanchó, como la parte de un cuerno contigua a la cabeza del animal.

Pues no hay duda alguna de que la Presencia (es decir, el dominio ontológico) de las Acciones y los Estados divinos es más extensa (que las "Presencias" divinas más elevadas). Es por ello que los verdaderos Conocedores (de Dios) únicamente alcanzan la
comprensión del conocimiento en la medida de lo que llegan a saber del mundo. Entonces cuando quieren proceder a conocer la Unicidad de Dios - ¡Exaltado sea! - siguen ascendiendo gradualmente desde esa amplitud (de los objetos mundanos del conocimiento) hacia lo que es más estrecho (en cuanto a extensión). De manera que sus formas de conocimiento (lit.: "conocimientos") van tornándose menos numerosas a medida que ascienden en su conocimiento de la Esencia de Dios, por medio de la develación espiritual, hasta que alcanzan el punto en el que no tienen otro objeto de conocimiento sino Dios (al-Haqq) - que es el extremo más estrecho de este "Cuerno". Puesto que en realidad su parte más estrecha es la más elevada, la que posee la más perfecta grandeza y majestad.
(La realidad de este proceso creativo universal de la "Imaginación" divina se asemeja a) la primera parte del cuerno (de un animal) que asoma cuando Dios lo ha plantado en la cabeza del animal: sigue creciendo hacia arriba, comenzando por ese extremo estrecho, a la vez que su parte inferior se ensancha. De manera que (esta "Punta" inicial más estrecha) es la primera cosa creada. No ves cómo (del mismo modo) la primera cosa que creó Dios - ¡Alabado sea! - fue el "Cálamo" (68:1, 96:4) o "Intelecto" (universal), según dijo. Así pues sólo creó una (realidad). Después creó las criaturas desde ese uno (cf. 6:98) y el mundo se desarrolló plenamente. Esto es análogo a la sucesión de números desde el "uno" inicial...
[IV] A continuación, ahora que hemos establecido esto, debes saber que Dios - ¡Alabado sea! - al tomar los espíritus de estos cuerpos físicos, materiales, dondequiera que se encuentren (al morir), los deposita en formas imaginales-corpóreas dentro de este Cuerno de Luz (del Barzaj). Por ello, todas aquellas cosas que el ser humano percibe tras su muerte en el Barzaj únicamente se perciben por medio del ojo y con la luz de la forma en que aquella persona existe en ese Cuerno - y esto es una percepción verdadera. Entre las formas hay [a] algunas que tienen restricciones a su libertad de actividad y [b] otras que carecen de restricciones, tales como los espíritus de todos los profetas y los espíritus de los mártires; entre ellos están [c] aquellos que pueden ver (lo que ocurre en) este mundo de aquí abajo, aun cuando se encuentran en aquella Morada (del Barzaj), y [d] aquellos que se manifiestan ante el durmiente en esta Presencia de la Imaginación que está en la persona que sueña.

Es por ello que nuestros sueños siempre son "veraces", ya que cada sueño es verdadero en sí mismo, y no está errado. Puesto que si (decimos) que un sueño fue "erróneo", no es realmente el propio sueño el que era equívoco, sino la persona que lo interpretó incorrectamente, al no reconocer el significado intencionado de la imagen en cuestión. Observa lo que (el Profeta) dijo a Abū Bakr, cuando había interpretado el sueño de la persona mencionada (en el hadīt): "Estabas en lo cierto respecto a parte del sueño, y así mismo sucede con lo que en parte." Y (Muhammad) le dijo al hombre que tuvo un sueño en el que vio que le cortaban la cabeza y ésta caía al suelo, y después empezaba a rodar y a hablarle. El Mensajero de Dios le mencionó que Satán estaba jugando con él. Él conocía la forma de aquello que había visto el hombre, con lo cual no le dijo "Tu imaginación es falsa" - pues lo que vio ese hombre era real, sólo que se había equivocado en su interpretación. En lugar de esto, le informó acerca del significado real de lo que había visto en sueños.
Del mismo modo, quienes apoyaban al Faraón (contra Moisés) "están expuestos al Fuego" en esas formas "mañana y noche" (40-46) sin entrar en el Infierno, ya que están
cautivos dentro de ese Cuerno (del Barzaj) y en esa forma (imaginal). Pero en el Día de la Resurrección entran en "el más intenso de los tormentos" (40:46) que es el tormento sensible - no el imaginal - que fue el suyo en su estado de muerte sobre la tierra.
(En ocasiones) el ojo de la imaginación percibe las formas imaginales y las formas sensibles conjuntamente. Y en ocasiones la fuente de la imaginación, que es el ser humano, percibe el objeto de la imaginación con el ojo de la imaginación, como en el dicho (del Profeta): "El Jardín (del Paraíso) fue pintado para mí sobre esta pared. Pero (también) percibió aquello con el ojo de la sensación (corporal). Y únicamente nos referimos al ojo de la sensación (corporal) dado que (de acuerdo con el relato del hadīth) "se adelantó, al ver el Jardín, para coger una fruta de él", y porque (de acuerdo con otro hadīth) "retrocedió cuando vio el Fuego (del Infierno)" en una ocasión en que estaba rezando. Pues sabemos, que (el Profeta) tenía tal poder que si hubiera percibido aquellas visiones (solamente) con el ojo de su imaginación, y no (también) con el ojo de sus sentidos corporales, esto no hubiera llevado a su cuerpo a adelantarse y a retroceder (en estos dos casos). De hecho, nosotros también hemos experimentado (ese influjo corporal de las formas y percepciones imaginales) y no poseemos ni el poder ni el rango del Profeta.

Por lo tanto, todo ser humano en el Barzaj está "prendido de aquello que ha adquirido" (52:21; 74:38), apresado en las formas de sus actos, hasta que es alzado desde esas formas, en el Día de la Resurrección, al "estado de ser del otro mundo" (29:20, etc.) Y Dios dice la Verdad y muestra el Camino recto (33:4).


NOTA: la primera parte de esta conferencia de Morris en Bostón puede leerse en este mismo blog, en la entrada anterior.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Imaginación Divina y Barzaj en Ibn al Arabi


La Imaginación Divina y El Mundo Intermedio: 
Ibn 'Arabī y el Barzaj

JAМЕЅ W. MORRIS - Oberlin College (EE.UU.)


En los siglos posteriores a los tiempos del místico andaluz Ibn 'Arabī, sus extraordinarias  exposiciones y concepciones de la "Imaginación" (al-jayāl) fueron elaboradas por filósofos, poetas, artistas y críticos islámicos con el fin de explicar, interpretar y justificar toda la gama de actividades artísticas y creativas llevadas a cabo dentro de culturas islamizadas tan lejanas como las de la India e Indonesia (1). Al escribir acerca de estos temas, los estudiosos modernos de Occidente han tendido a fijar su atención en el desarrollo de esas ideas en el célebre Fusūs al-Hikam (Los engarces de la sabiduría) y la larga línea de comentarios filosóficos tradicionales a esta obra (2). Pero otra fuente importante de aquellas interpretaciones islámicas clásicas de la Imaginación seencontraba en las numerosas disquisiciones del Šayj acerca del "Barzaj" escatológico o "mundo intermedio" de la Imaginación divina -además de sus descripciones de sus propias experiencias asombrosas y sus decisivos encuentros sucedidos en ese dominio- que están diseminadas a lo largo de su magnum opus, al-Futūhāt al-Makkiyya ("Las  iluminaciones de La Meca").

Una de sus disertaciones más extensas e influyentes sobre la Imaginación/Barzaj, en todas sus dimensiones humanamente relevantes, se halla en la serie de cinco capítulos escatológicos (61 -65) contenidos en la amplia sección introductoria de las Futūhāt, capítulos que por primera vez fueron objeto de atención para un público occidental más extenso gracias a los famosos estudios de Asín Palacios sobre temas islámicos en la Divina Comedia de Dante. Estos capítulos, cuya disposición sigue la ordenación popular tradicional de "acontecimientos" y "lugares" simbólicos de la Resurrección mencionada en las escrituras islámicas, comienza con descripciones de la Gehena y los "fuegos", así como otros tormentos de sus moradores (capítulos 61-62) y concluye con las fases de la redención y la dicha final de las almas que han alcanzado los Jardines del paraíso (capítulos 64-65) (3). El capítulo que traducimos aquí (4) constituye, por tanto, la parte central de esta sección escatológica más amplia, y se extiende relativamente más en lo que respecta a la dimensión "teórica" de la Imaginación, a los fundamentos ontológicos y epistemológicos de las experiencias y los fenómenos espirituales comentados en mayor detalle en otras muchas secciones de las Futūhāt.

Siempre supone un desafío, y a menudo resulta prácticamente imposible, intentar  esbozar la estructura de cualquiera de los escritos de Ibn 'Arabī de un modo lineal y claro. (Y las tentativas serias de transmitir algo de su estructura interna más profunda inevitablemente requieren un enrevesado comentario de una extensión muy superior a la del propio texto original del místico.) No obstante, en esta traducción hemos añadido unas pocas indicaciones de esta índole en beneficio de aquellos que por primera vez se encuentren con su estilo literario característico. Como casi todos los capítulos de las Futūhāt, el capítulo 63 empieza con un breve poema metafísico-didáctico, altamente alusivo, que resume prácticamente todos los temas tratados en el resto del capítulo; la otra parte de este capítulo escatológico, muy típicamente, consiste en un comentario extenso y (a primera vista) aparentemente algo desordenado a las cuestiones sugeridas por estos versos iniciales. En este caso, Ibn 'Arabī comienza su exposición con [I] una explicación -a la vez lingüística, simbólica y filosófica- de la noción esencial de un barzaj o "límite" entre dos reinos metafísicos: aquí, los dominios del ser puramente físico y puramente inteligible/noético, y el misterioso ámbito de la Imaginación que se encuentra entre ambos. A continuación, la exposición se traslada del modo de discurso ontológico - teológico a [II] una evocación abiertamente epistemológica y vivencial de los tipos de experiencia (y alusiones escriturarias) que empiezan a revelar con mayor claridad la importancia existencial central de este reino del ser. Después, abriéndose paso a través del rico simbolismo de un famoso dicho profético que compara esta realidad al "Cuerno" que se hará sonar para anunciar la Resurrección, Ibn 'Arabī comienza a desarrollar [III] las misteriosas correspondencias entre las dimensiones universales, ontológicas, de este plano de la Imaginación, y las manifestaciones de su "Luz" en las experiencias de cada individuo. Y finalmente, el Šayj regresa (IV.) a las implicaciones más explícitamente escatológicas de sus primeras digresiones, desarrollando los paralelos entre esta realidad universal de la Imaginación y nuestra experiencia más familiar del dormir y de los sueños, un enfoque al que posteriormente volvió en una serie de conocidos pasajes en su Fusūs al-Hikam.

No obstante, incluso con una lectura muy superficial y mal informada de este capítulo, resultaría enseguida evidente que la intención de Ibn 'Arabī no era la de "aclarar" de un modo racional, conceptual y lógico las diferentes maneras en que podemos hablar de la Imaginación y comprenderla -por muy extensa o estrechamente que se defina el término "Imaginación"- así como todas sus manifestaciones. A este respecto, el capítulo 63 constituye una excelente y muy típica introducción a la singularidad de la retórica y del estilo de Ibn 'Arabī, una inimitable manera de escribir que siempre está íntimamente ligada a sus más amplias intenciones espirituales y didácticas. Como podrán reconocer más rápidamente los lectores ya familiarizados con otros textos suyos, la mezcla recurrente y los repentinos cambios de todo un espectro de enfoques contrastados, imágenes, perspectivas y vocabularios técnicos no son accidentales, ni el resultado de "escribir mal" (ni de un pensamiento confuso), sino que constituyen una técnica retórica compleja y sumamente consciente. Aquí el objetivo último del Šayj es, como tan a menudo en todos sus escritos, no sólo el mero aumento de la comprensión intelectual, ni  la obtención de una fe y una práctica religiosas más hondamente arraigadas -aun cuando ambos resultados también pueden ser la consecuencia del estudio serio de sus escritos-
sino más bien, como se ve más claramente en aquellos momentos en los que súbitamente pasa al imperativo singular ("¡Sabe!", "¡Date cuenta!", etc.), lograr en el lector adecuadamente preparado y atento un estado repentinamente transformado de comprensión y conciencia, en el que cada una de las dualidades (o paradojas) implícitas de nuestra percepción usual de las cosas -las suposiciones recurrentes de sujeto y objeto, divino y humano, espiritual y material, terrenal y celestial- es directamente trascendida en un momento iluminado y revelador de visión unitiva. Su objetivo final en este capítulo,
como en todos sus escritos, es hacer que sus lectores vean -no sólo reconozcan intelectual o teológicamente- todo como manifestación teofánica (taŷalliyāt) e "incesantemente renovada" creación divina.

En el caso de este capítulo, los esfuerzos de Ibn 'Arabī por ir más allá de las separaciones, generalmente asumidas por sus lectores, entre lo "divino" y Lo "humano", u "objetivo" y "subjetivo", o "de este mundo" y "del otro mundo", se apoyan repetidas veces en ciertos rasgos fundamentales de la lengua árabe que no pueden reproducirse fácilmente en una lengua occidental. Por ejemplo, su término más básico y también un tema subyacente aquí, la expresión árabe al-jayāl, se refiere con mayor frecuencia, en contextos comunes, a lo que normalmente denominaríamos una "imagen" u "objeto de la imaginación" y, en última instancia, a la verdadera realidad subyacente de todos los objetos "imagínales" (no "imaginarios") de nuestra percepción en virtualmente todas las formas y dominios. Dada esta primacía de la dimensión óntica y "objetiva" del término al-jayāl -ya se exprese en términos teológicos o cosmológicos- cualquier traducción que se refiera a la "imaginación" (5) inevitablemente corre el riesgo de caer en las suposiciones subjetivistas, psicologistas o individualistas que conllevan los usos corrientes de ese concepto en las lenguas occidentales, ya se dé al término un sentido positivo o peyorativo. De hecho, precisamente en aquellos puntos en los que Ibn 'Arabī quiere referirse explícitamente a algo como una "facultad" psicológica o una actividad individual de la "imaginación" -o bien a los "objetos" psíquicos individuales de tal actividad- invariablemente emplea términos árabes separados y muy diferenciados para subrayar ese aspecto parcial y subjetivo.

Finalmente y, de nuevo, de manera muy típica, una apreciación más profunda del significado y las intenciones de Ibn 'Arabī en este texto a menudo requiere un cierto grado de familiaridad con las escrituras islámicas y las formas clásicas de la formación religiosa que raramente puede presuponerse entre lectores modernos. De este modo, cualquier esfuerzo por comunicar plenamente este entramado de alusiones y referencias sobrentendidas a un público moderno naturalmente precisa de un aparato de notas y comentarios de una extensión muy superior a la del propio texto de Ibn 'Arabī. En este caso, dadas las restricciones que la longitud de un artículo impone, hemos preferido traducir la mayor parte posible del capítulo (omitiendo únicamente unas pocas secciones repetitivas o altamente técnicas), al precio de eliminar todas estas notas explicativas, exceptuando la identificación básica de citas y alusiones coránicas que tan frecuentemente resultan indispensables para comprender las intenciones del Šayj.

NOTAS 

(1) En este sentido, los incomparables logros arquitectónicos del Tāj Mahāl resulta que han sido inspirados, desde el plano general hasta, en ocasiones, detalles diminutos, por las elaboradas explicaciones y diagramas escatológicos de las Futūhāt: véanse explicaciones más detalladas en W. Begley, The Myth and Meaning of the Taj Mahal.

(2) Dos de los más elaborados e influyentes desarrollos filosóficos islámicos posteriores de las concepciones escatológicas de Ibn 'Arabī -incluyendo muchas imágenes claves mencionadas aquí en el capítulo 63 de las Futūhāt- son las teorías de la imaginación del pensador ši î persa Mullā Sadrā (fallecido en 1640) y el autor sudasiático, Šāh Wafī Allāh de Delhi (fallecido en 1762). La inspiración literal del pensamiento de Ibn 'Arabī (y, de hecho, de este capítulo en particular) salta claramente a la vista en algunas obras traducidas como nuestro The Wisdom of the Throne: An Introduction to the Philosophy of Mullā Sadrā (Princeton, 1981) y Lamahāt, de Šāh Wafī Allāh, trad. G.N. Jalbani (Hyderabad, 1970). (2)  Desde esta perspectiva, el estudio clásico (incluyendo muchas secciones importantes de las Futūhāt) sigue siendo L'Imagination créatrice dans le Soufisme ď Ibn 'Arabī de Henry Corbin (Paris, 1958), traducida (por R. Manheim) como Creative Imagination in the Sûfism of Ibn 'Arabī (Princeton, 1969).

(3)  Véase nuestro estudio, de próxima publicación (con traducciones completas y comentadas, acompañadas de notas, de estos y otros capítulos escatológicos), Ibn 'Arabī's Divine Comedy: an Introduction to Islamic Eschatology and Cosmology. Ya se incluye una gama considerable de traducciones representativas en torno a este tema en nuestras contribuciones a Ibn 'Arabī: Les Illuminations de la Mecque/The Meccan Illuminations, ed. M. Chodkiewicz (París, 1989) y en el artículo "Seeing Past the Shadows: Ibn 'Arabī's 'Divine comedy", JOURNAL OF THE MUHYIDDĪN IBN 'ARABĪ SOCIETY, ХII (1992), págs. 50-69.

(4)  Vol. IV, págs. 406-425 en la nueva edición crítica de al-Futūhāt al-Маkkiyya, por el Dr. O. Yahya (El Cairo, 1975/1395), lo cual se corresponde con el vol. I, págs. 304-307 de la edición litografiada (El Cairo/Beirut) citada en la mayor parte de los primeros estudios sobre las Futūhāt.

(5)  Como nuestro empleo frecuente en este caso de las mayúsculas ("Imaginación") o de una calificación entre paréntesis ("divina", etc.).

(6)  Que se encontrarán en mayor detalle en nuestro libro, de próxima publicación, en el cual se traducen estos y otros capítulos y secciones de carácter escatológico de las Futūhāt (n. 3 arriba). Las secciones omitidas se indican en el texto traducido a continuación por medio de puntos suspensivos [...]. 
  
NOTA: Texto traducido en POSTDATA (Madrid), vol. 15, no. 2 (1995), pp. 42-49,. referenciado en Perdidos en el Mundo Imaginal. El autor, James W. Morris es uno de los occidentales que mejor conoce la obra de Ibn al Arabi.

martes, 21 de diciembre de 2010

Apuntes sobre la Navidad y el Solsticio invernal

Simbolismo y psicología de la Navidad y del solsticio
(Artículo de Ángel Almazán publicado en Diario de Soria el 23 de diciembre de 1990)

El período navideño abarca desde la Nochebuena hasta la Epifanía. Son doce días que rememoran a los meses del año y en los que la Iglesia Católica sintetiza, a través de su santoral, su propia génesis. La Navidad es tiempo de esperanza, tiempo de alegría, tiempo de fraternidad. Es también, en la liturgia cristiana, el recuerdo del nacimiento del Niño-Dios-Jesús, y en el inconsciente colectivo supone un momento "sincronístico" para el nacimiento interior del Niño Eterno en la psique de cada uno, en lo más profundo del alma y del espíritu. Y todo ello tiene lugar al amparo mágico del solsticio de invierno.

En la Navidad subsisten, inevitablemente, pautas arquetípicas de comportamiento que han sido comunes a la humanidad desde hace milenios. Al igual que nacemos con una herencia filogenética, otro tanto cabe decir en el  plano de la psique. Los ritos, el folclore, los mitos, las religiones y los sueños, así parecen atestiguarlo, como muy bien ha puesto de manifiesto Carl Gustav Jung. Ese fondo común psíquico es el que conforma el inconsciente colectivo y de él emanan los símbolos, entre los cuales ocupan un lugar destacado los relacionados con la Navidad.

El símbolo es como una máquina energética que tiene la capacidad de transformar la psique (el alma). Esta transformación interior puede realizarse consciente o inconscientemente, siempre y cuando sea un "símbolo vivo", o que sea sentido como tal por el Yo consciente o —y no hay que olvidarlo— por el verdadero YO, el Sí- Mismo, es decir, por la "chispa divina" que hay en el ser humano.

Este Sí-Mismo no entiende de credos, ni de dogmas religiosos de ningún tipo. Por ello siente la energía transformadora del solsticio de invierno de idéntica forma en todo tiempo y lugar. Esto significa que el celtíbero numantino o el "piel roja" norteamericano han respondido psicológicamente de una manera similar ante el solsticio como lo hace el soriano de hoy día, aunque quizás con mayor intensidad al vivir en una época en la que el tiempo no era lineal sino cíclico y en la que la sacralidad de la vida y de la Naturaleza era captada y sentida en todo momento.

Dioses solares

Para quién conoce únicamente la religión católica puede parecer una blasfemia equiparar en un mismo nivel simbólico la Natividad de Cristo con la de otros creadores de religiones, así como situar en un mismo plano simbólico a Cristo con cualquier otro Dios o Héroe Solar. Pero un estudio objetivo de la mitología comparada legitima este aserto.

Las coincidencias son muchas: Dionisos, al igual que Mitra, Zeus y Jesús, había nacido en una gruta. De madre virgen, es decir, a través de una teogamia nacieron Perseo, Quetzalcoatl, Proteo, Zoroastro, Lao-Tsé, Buda, Krishna, Jesús y Juan "El Bautista". Asimismo, la muerte en sacrificio de los Dioses y Héroes Solares de las viejas civilizaciones mediterráneas, junto con las de Mitra, Balder y Krishna, son muy semejantes. Todo ello, como ha explicado Jung en "Símbolos de transformación", tiene su origen simbólico en el arquetipo del Sol, con los dos solsticios y su influencia psíquica y física.

Esta similitud simbólica es la que hace coincidir en torno al solsticio de invierno la fecha de nacimiento de numerosos Dioses y Héroes Solares, como sucede con Cristo.

Ahora bien, no siempre se ha conmemorado la Natividad de Cristo en la Nochebuena (madrugada del 25 de diciembre) ni mucho menos.

Los primeros cristianos la festejaban en las fechas más diversas:  en torno al año 130, el Papa Telesforo instituye la fiesta navideña que, al parecer, se venía conmemorando desde el año 98 con muchas variaciones (28 de marzo, 2 de enero, 2 y 19 de abril, 20 de mayo, 29 de septiembre, etcétera). Telesforo sitúa el nacimiento de Cristo el 6 de enero, como ya lo venían celebrando las comunidades cristianas orientales. Pero como se continuaba festejando el solsticio con mayor profusión, a mediados del siglo IV se fijará la Natividad del Señor en la Nochebuena actual.


Cristo solar

Más datos. El emperador romano Aurelio instauró la fiesta del “Natalis Solis Invicti” en torno al solsticio de invierno, en el año 274. El escolástico Gregorio Nacianceno escribió que los rituales festivos del Aion y del Sol se celebraban en Alejandría en la noche del 5 al 6 de enero. Los seguidores del dios solar Helios salían en la medianoche del 25 de diciembre de sus santuarios clamando: "La Virgen ha parido, la luz vuelve a crecer". Bernardino de Siena propuso, a la adoración popular, el nombre de Jesús, representándolo con el trigrama IHS inscrito sobre un sol radiante heráldico.

En un himno ambrosiano se invoca a Cristo así: "¡Oh sol salutis!". Eusebio de Alejandría atestigua en sus escritos que los cristianos practicaban la adoración al sol naciente hasta muy entrado el siglo V. En un manuscrito del siglo XI, recogido en el ligro "Los acontecimientos de Persia", editado por Albrecht Wirth, se dice que en una estela estaba inscrita la siguiente dedicatoria: "Al gran dios Zeus, Helios, al rey Jesús".

Y mucho más próximo en el tiempo y a nosotros, en la localidad burgalesa de Quintanilla de las Viñas, en la ermita de Santa María, está labrada la figura de Cristo con una aureola de rayos, circunscrito en un círculo que cogen con sus manos dos ángeles.

Es incuestionable, por tanto, que el simbolismo cristiano está muy vinculado con el solar. "A ello han contribuido dos elementos fundamentales —declara Franco Cardini en "Días sagrados"—. Ante todo el heliocentrismo del lenguaje místico-filosófico helenístico, el cual penetra poderosamente en el cristianismo a través de los apologistas y los padres de la Iglesia, y que luego será revivificado por la tradición hermética del renacimiento. En segundo término se debe a las circunstancias históricas, en las cuales el cristianismo se afirmó en el curso del siglo IV". No hay que olvidar, a este respecto, que desde el siglo III estaba casi implantado un monoteísmo solar en el imperio romano y que el Mitraísmo era mucho más popular que el cristianismo.
Ritos navideños

Adentrarse en el complejo simbolismo solar supondría escribir un reportaje monográfico. Baste decir que el sol ha sido siempre el símbolo más claro e importante de la divinidad, por ser la fuente de la vida y de la luz. Con el solsticio de invierno, el sol renace, cada día se alza sobre el firmamento con mayor intensidad hasta alcanzar el solsticio de verano. Su renacimiento en estas fechas lleva consigo la fertilidad agraria y el renacimiento psíquico humano.

En el esoterismo, como ha descifrado René Guenon en "Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada", existe una estrecha relación simbólica entre San Juan Evangelista, Jano, el Polo Norte, Capricornio, los "Misterios grandes", la "Puerta de los dioses" y el solsticio de invierno.

El simbolismo esotérico también está implícito en algunos rituales navideños: El árbol de Navidad es el Árbol del Mundo, el Árbol Sagrado por antonomasia, donde habita la divinidad o lo númenes del bosque.  En los belenes —creados por San Francisco de Asís en el año 1223— el bosque se encuentra reflejado en el musgo sobre el que se asientan las figuras y las montañas y paisaje que se recrea.

El acebo, fácil de encontrar en nuestras tierras, tiene unas connotaciones mágicas: sus hojas puntiagudas simbolizan la corona de espinas y sus bayas rojas a la sangre del crucificado. Y el muérdago, visible entre los robles y chopos de Soria, era recogido por los druidas celtas para ritos de fertilidad y simboliza la regeneración, la restauración de la familia y del hogar, según explica Juan Eduardo Cirlot en su "Diccionario de símbolos".

La costumbre del aguinaldo, que todavía se da en los pueblos sorianos en Año Nuevo, San Silvestre o Reyes, no es sino una continuación de un rito similar que tenía lugar durante las Saturnales romanas que terminaban el 24 de diciembre y durante las cuales se trastocaba el orden reinante de forma carnavalesca, con alegría desbordante y jolgorios y desenfrenos..., como hoy en día sucede durante la Navidad. El Reinado de los mozos que se celebraba hasta hace unos años en Santa María de las Hoyas era una reminiscencia de estas Saturnales y su "Rey de único día" o "Satunalicius rex". Festejo que, por cierto, recoge Miguel Moreno en su "Memorial de Soria", junto con otros ritos navideños como el perolo, las rondas y los "nochebuenos".

Por último, y retornando al simbolismo solar, hay que destacar la "Misa del Gallo". Xabier Fábregas, en su libro titulado "Viaje a la Cataluña fantástica", cita lo que sigue: "El nombre de "misa de gallo" que se da a la ceremonia religiosa que comienza al filo de la medianoche, del día de Navidad, no es un capricho. Sólo hace falta recordar que estamos en el momento en el que el sol alcanza su máxima debilidad, y que de alguna forma hay que propiciar su recuperación. Sólo a partir de la reforma del calendario juliano sucede que el 25 de diciembre no coincide minuto por minuto con el solsticio de invierno. Desde hace cuatro días, como quien dice, el hecho de que el gallo cantara en este momento era considerado una premonición de buen augurio. El cristianismo, al operar la sustitución Sol-Jesucristo y poner la misa en el lugar de los cultos solares más antiguos, no pudo prescindir de la figura del rey de los pajares, de su honda pero insistente significación religiosa".

 
¡Feliz, Navidad!

NOTA: éste es un artículo mío de 1990.. Hoy quitaría algunas cosas y añadiría otras... En todo caso, creo que es un artículo válido para este blog de "Jung y el Mundo Imaginal".

Recomendamos, como complemento magnífico, la lectura de esta selección de textos del Maestro Eckhart sobre la NATIVIDAD DEL Niño Dios EN NUESTRA ALMA

viernes, 17 de diciembre de 2010

Sobre los círculos de las cosechas

Atendiendo a una petición de José Antonio Delgado voy a escribir unos párrafos sobre el ámbito arquetípico de la fenomenología de los controvertidos símbolos plasmados a lo largo de varios continentes en campos de cereales antes de sus cosechas; incluso a España han llegado estos mandalas de cereal aplastado.

En Internet abundan miles de noticias y opiniones al respecto, así como centenares de imágenes sobre los círculos de las cosechas. De lo que he mirado me gustaría destacar el monográfico de Sagrario Arana, las disquisiciones al respecto de Raúl Ortega,  un artículo en iberaldea, otro en el blog preparemonosparaelcambio..,hasta para los junguianos hay hasta una web monotemática, en inglés.

También es fácil encontrar en Youtube vídeos y en muchos otros portales. He visto dos reportajes bien distintos, uno de National Geographic en el que prepondera la conceptualización racionalista propia del “lado izquierdo” psíquico del cerebro, y otro, dirigido por Jiménez del Oso, que aporta una visión más propia del “lado derecho” del psiquismo cerebral (si se me permite utilizar estos términos psico-neurológicos), destacando las dos entrevistas que realiza en la segunda mitad del documental al periodista Juan Antonio Cuesta, y a la psicóloga Margarita García Vaquero.

Igualmente se ha plasmado en el cine esta fenomenología, como hiciera M. Night Shyamalan con la película Señales, protagonizada por Mel Gibson. Artistas hay que se han sentido especialmente inspirados por la belleza y “numinosidad” de estos “cerealglifos”, como el holandés Janos Art

Y libros específicos hay sobre este fenómeno, entre los que quiero especialmente destacar Diseños misteriosos de Freddy Silva. Así como también hay investigadores que los han incluido en algún libro más general, como lo ha llevado a cabo Patrick Harpur en Realidad Daimónica, una obra realmente fascinante (como lo es también su obra El secreto de los filósofos).

Estos dos libros de Harpur, en mi opinión, son básicos tener en la librería de casa de todos aquellos que estén “investigando” sobre la Imaginación Creadora y lo arquetípico de las visiones y apariciones paranormales y similares. (En este blog prometo que Harpur será uno de los autores recurrentes por mí en varios posts, e incluso señalaré las diferencias de su obra con relación a Perdidos en el Mundo Imaginal).

He releído lo que escribe el post-junguiano Harpur sobre los círculos de cosechas, fenómeno que considera “daimónico” en buena parte, esto es, epifanías de arquetipos del Inconsciente Colectivo que muestran un aspecto material y otro que no lo es. Reconoce la falsedad de muchos círculos de cosechas, pero advierte igualmente que hay otros tantos que parece difícil creer que han sido realizados por seres humanos.

“Si queremos comprender los círculos de las cosechas –y esto es aplicable a todas las apariciones-, debemos acercarnos a ellos de una manera neoplatónica, ‘simpatética’ …”, nos dice. Es así como el observador atento podrá darse cuenta de que en toda esta fenomenología hay, entre otros arquetipos, el de la conjunción de los opuestos, como refleja en un diagrama explicativo. Para Harpur, “la suma total de las imágenes que rodean a los círculos de las cosechas-explicaciones, significados, asociaciones, fenómenos aliados, folclore, etc.- contribuye al cuerpo ‘mitológico’ de los círculos de las cosechas, lo que, como proponía en el diagrama tiene que ver con reconciliar imaginativamente contradicciones tales como natural/sobrenatural, espiritual/físico, visible/invisible y demás”.

Como fenómeno daimónico, lo realmente importante es que “la verdad no radica en una u otra imagen, sino en el proceso de imaginar”, desvela Harpur. Y en este imaginar es donde entra en juego la tendencia natural de “lo inconsciente” en proyectar “conceptos-imágenes”. Para unos son gamberradas, para otros sus creadores son extraterrestres en ovnis, mientras hay quienes opinan que están provocados –los que no son de factura humana- por energías de la Madre Tierra-Gaia, etc, etc, etc…Hasta las explicaciones pretendidamente “científicas” están plagadas de “proyecciones psíquicas”.

Harpur, amante de lo “daimónico”, reitera una y otra vez que “nada físico es tan sólo literal pues la Imaginación lo transfigura todo”. Afirma que “la realidad es paradójica, metafórica, poética, simbólica, mítica; es una realidad daimónica, no literal”.  Y señala que "para nuestra vergüenza, los dáimones, con el fin de llamar la atención sobre su realidad, se han visto empuja­dos a volverse fijos y físicos, como los círculos de las cosechas. Disfrazándose -parodiándolos- de hechos literales, responden a nuestra moderna petición de efectos cuantificables, al lado de los cuales todo lo demás es juzgado como ilusorio. En otras palabras, su forma de presentar su propia realidad metafórica y mítica es aparecer no como literales, sino como si fueran literales”. Al mismo tiempo considera que es el “dios” Hermes-Mercurio quien está detrás de esta fenomenología daimónica: “Regresa para atormentar al cientificismo con fenémonos paranormales y anomalías enloquecedoras: todos los dáimones son embaucadores, igual que los seres feéricos; todos están al servicio de Hermes-Mercurio”.

Hasta aquí lo dicho por Harpur. 

Por mi parte insistiré también en la máxima junguiana de que todo aquello de lo que no somos conscientes se proyecta –sin que nos demos cuenta-, en realidades psíquicas y físicas, de ahí que se produzcan fenómenos psicosomáticos sincronísticos, esto es, ajenos a la causalidad mecanicista del “universo newtoniano”. Y como he subrayado en Perdidos en el Mundo Imaginal, desde el Inconsciente Colectivo-Alma del Mundo-Imaginario Matricial, surgen imágenes arquetípicas (daimónicas en la jerga de Harpur) que son símbolos vivos para una colectividad durante un tiempo determinado; imágenes que se corporizan adecuándose al “espíritu de la época”-conciencia colectiva, a fin de equilibrar la “balanza psíquica” entre el ego consciente y el sustrato “inconsciente” en el que la consciencia psíquica flota cual isla en un gran océano. Y ciertamente atraviesa la mentalidad occidental un período desacralizador, profano y racionalista-materialista que precisa epifanías arquetípicas como las que subyacen en el simbolismo mandálico y geométrico (euclediano y fractal) de los llamados círculos de cosechas. Y que muchos “marcadores de círculos” sean autores de tales figuras no convierte a estas creaciones humanas en fraudes “per se”, ya que hasta podríamos asegurar que tales personas no dejan de ser sino “marionetas psíquicas” de tales arquetipos, esto es, instrumentos de la Matrix, del Alma del Mundo, para  “engordar” la fenomenología de tales círculos de cosechas, al igual que muchos personajes de ficción “le son impuestos” a los escritores, guionistas de cine, etc.. por algún arquetipo del Inconsciente Colectivo.  

Claro que para quienes están ya “más allá de las imágenes”, por haber alcanzado algún tipo de “iluminación”, todo esto que he escrito sigue siendo “cháchara mental”, o sea, “conceptos, conceptos y más conceptos en la malla reticular matricial de Maya”.

Y os dejo con esta imagen del Patio de los Leones de la Alhambra. Si os fijáis veréis que el conjunto formal geométrico de los canales de agua y su convergencia en la fuente circular, conforma todo un mandala, y a mí, ciertamente, me recuerda esta estructura mandálica alhambrina a algunas figuras adoptadas por varios círculos de las cosechas, como acontece, por otra parte con diversos petroglifos prehistóricos.

Mandalas, mandalas y mandalas... He aquí el arquetipo más común de la arquitectura sufi de la Alhambra y de los círculos de las cosechas, que convergen finalmente en el centro de los centros, el Atman, el Sí Mismo... de donde provenimos, en el que "estamos" sin saberlo conscientemente y a donde "vamos" (según los sabios).