sábado, 27 de noviembre de 2010

Imaginación Activa Creadora en Jung -6-



PÁRRAFO 705

"Este es un método que es utilizado espontáneamente por la propia naturaleza o que puede ser enseñado al paciente por el analista. En general se presenta cuando el análisis de los contenidos psíquicos ha constelado los opuestos en tal medida que la unificación, la reunión (síntesis) de la personalidad se vuelve una necesidad imperiosa. Una situación de este tipo se produce inevitablemente cuando el análisis de los contenidos psíquicos, de la actitud del paciente y en particular de sus sueños, ha hecho conscientes los temas y las imágenes complementarias y compensadoras del inconsciente, hasta el punto de que el conflicto aparentemente insoluble entre la parte consciente y la parte inconsciente de la personalidad se hace evidente y crítico. Cuando esta confrontación se limita a ciertos aspectos parciales del inconsciente, el conflicto es más o menos anodino y su solución es simple; el enfermo, con lucidez y una pizca de resignación o de resentimiento, se coloca del lado de la razón y de la convención. Aunque los temas inconscientes son rechazados de nuevo, y se vuelve en apariencia a la situación anterior, el inconsciente queda satisfecho hasta cierto punto, pues el sujeto debe en lo sucesivo efectuar un esfuerzo consciente por vivir según sus principios y, además, resentimientos inoportunos vendrán constantemente a recordarle la existencia de los valores rechazados. Cuando por contra el conocimiento de la sombra es tan completo como él sea capaz de hacerlo, sigue un conflicto y un estado de desorientación, un Sí y un No de igual fuerza que él no podrá resolver con una decisión racional. El no puede transformar su neurosis clínica en las neurosis menos llamativas del cinismo, resignación o resentimiento; en otros términos, el sujeto no puede ya utilizar tales máscaras para disimular la presencia de la antítesis. El conflicto exige una solución real y reclama un tercer término en el cual los opuestos puedan unirse. La razón con su lógica se encuentra de ordinario obligada a abdicar, pues no existe un tercer término dentro de una alternativa lógica. La solución ("solvent") no puede ser más que de un orden irracional. En la naturaleza, el equilibrio entre contrarios es siempre un proceso, es decir, un fenómeno energético: es una producción simbólica en el sentido más propio del término, haciendo algo que exprese ambos lados, de igual manera que una cascada representa simultáneamente lo alto y lo bajo y sirve de mediadora entre ellos. La cascada es en este caso el inconmensurable tercer término. En un conflicto abierto y no resuelto, se ven surgir sueños y fantasmas que, como la cascada, ilustran la tensión y la naturaleza de los opuestos preparando así la síntesis.


PÁRRAFO 706

Como he dicho, este proceso puede tener lugar espontáneamente o ser inducido artificialmente. En el último caso escoja un sueño o alguna otra imagen-fantasía, y concéntrese sobre ella contemplándola y reteniéndola. También puede utilizar el mal humor como punto de arranque, y entonces intente averiguar qué tipo de imagen-fantasía se produce, o que imagen expresa este estado de ánimo. Luego fije esa imagen en la mente concentrando su atención.

Normalmente se alterará, pues el mero hecho de concentrarse en ella la animará. Las alteraciones deben ser cuidadosamente anotadas todas las veces porque ellas reflejan los procesos psíquicos en el fondo inconsciente, los cuales aparecen en forma de imágenes constituidas por los recuerdos de la memoria consciente. De esta manera consciente e inconsciente se unen, de la misma forma que una cascada conecta lo de arriba con lo de abajo. Una cadena de ideas de fantasía se desarrolla y gradualmente asume un carácter dramático: el proceso pasivo se pone en acción. Al principio consiste en figuras proyectadas, y estas imágenes se observan como escenas en el teatro. En otras palabras, usted sueña con los ojos abiertos. Como regla, hay una marcada tendencia simplemente a disfrutar este entretenimiento interior y no pasar de ahí. Entonces, por supuesto, no hay ningún progreso verdadero, sino sólo variaciones interminables sobre el mismo tema, lo cual de ningún modo es el objetivo del ejercicio. Lo que se representa en el escenario todavía sigue siendo un proceso de fondo; no mueve de forma alguna al observador, y cuanto menos lo mueva menor será el efecto catártico de este teatro privado. La pieza que está siendo interpretada no requiere simplemente ser observada  imparcialmente, quiere forzar a su participación. Si el observador entiende que su propio drama está desarrollándose en ese escenario interior, él no puede permanecer indiferente a la trama y su desenlace. Él notará, cuando los personajes aparezcan uno a uno y la trama se complique, que todos ellos tienen una relación definida con su situación consciente, que está siendo dirigido por el inconsciente, y que eso provoca que las imágenes-fantasía aparezcan ante él. Por consiguiente se siente compelido, o animado por su analista, para que tome parte en la obra y en lugar de sentarse simplemente en un teatro, le pide cuentas a su "alter ego". Pues no existe en nosotros nada totalmente exento de contradicción, y la consciencia no puede asumir posición alguna que no haga surgir en alguna parte de las esquinas oscuras de la psique, una negación, o un efecto compensatorio, aprobación o resentimiento. Este proceso de aceptar las condiciones del Otro que hay en nosotros bien merece la pena, porque de esa manera nosotros conseguimos conocer aspectos de nuestra naturaleza que no permitiríamos que alguien nos mostrara, y que nosotros mismos nunca admitiríamos. Es muy importante fijar todo este procedimiento por escrito en el momento que se produce, ya que entonces tienes la evidencia ocular que neutralizará eficazmente la tendencia, siempre lista, al auto-engaño. El comentario de un testigo presencial es completamente necesario al tratar con la sombra, pues de otro modo su realidad no puede ser concretada. Sólo de esta forma dolorosa es posible obtener una visión positiva de la naturaleza compleja de nuestra propia personalidad".

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